viernes, 30 de noviembre de 2012

BIBLIOTECA VS INTERNET




Este es un mundo se ha convertido en un mundo de máquinas, término con el que muchos se han referido hablando del uso de las tecnologías mediante las cuales nos movemos por la Red.
En estos últimos años parece haber aparecido una nueva herramienta como forma para adquirir información y hacer que los usuarios se involucren en las mismas; los blogs y las herramientas de la Web 2.0, considerado el primero como una herramienta que permite a una persona plantear varios retos tecnológicos para operar en un sitio Web (KRICHEL, Thomas).


Tras la acuñación de los nuevos términos por O´Really después del estallido de la burbuja inmobiliaria, empezaron a aparecer sitios Web englobados dentro de la definición que se le atribuye a la Web 2.0 con un éxito destacado como Wikipedia, Yutube o Flickr.
Pero no solo esta nueva Web ha desarrollado importantes herramienta sino que se ha convertido en un medio de comunicación gratuita a tiempo real y un instrumento de difusión y propaganda llevada a debate mediante herramientas que se engloban en una participación comunitaria.
Todo estos avances han contribuido a que prime el uso de las herramientas Web 2.0 por encima de los medios tradicionales de comunicación y de búsqueda de información como es el caso del formato papel y más concretamente el uso de las bibliotecas. Puede que este abismo entre la Web y la biblioteca tradicional no sea tan grande, sino que sea cuestión de evolucionar según las necesidades de la población y el desarrollo de los nuevos tiempos sin olvidar las raíces. Todo depende de las necesidades.
En el caso de las universidades, hay carreras, estudios o trabajos eminentemente prácticos para los cuales es necesario el uso de las nuevas tecnologías y los nuevos medios sociales y formas de acceso a la información como es el caso por ejemplo de la informática o la comunicación, sin embargo, por otro lado encontramos los casos en los que es necesaria la fuente histórica antigua, la forma de producción originaria, ver y poder visualizar el documento más allá de la red, físicamente como es el caso de la documentación antigua e histórica.


Desde mi punto de vista, no se trata de priorizar entre la biblioteca universitaria tradicional o el uso de la red sino de saber utilizar tanto los medios tradicionales como los avances que nos proporciona la red, siempre atendiendo y cubriendo las necesidades de los usuarios que al fin y al cabo, son a los que se dirige el servicio bibliotecario y, si para muchas de esas necesidades es necesario actualizar los modos y medios bibliotecarios, ¿por qué no contribuir hacia el progreso?
Al fin y al cabo, la biblioteca tal y como la conocemos nunca desaparecerá ya que aunque parezca mentira, no todo se puede encontrar en Internet. Internet es como una gran biblioteca desorganizada y sin catalogar (Mark Y. Herring).



AV




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